Comite Allende-Cavani

Justicia y Nueva Palmira - Barrio La comercial - Montevideo - Uruguay

Horario: Lunes, Miercoles y Viernes de 19 hs. en adelante.
Miércoles: 19 horas reunión del Plenario de Adherentes.

jueves, 14 de octubre de 2010

Saturnino Burgos / Aporte—Autocrítica

CAMBIOS EN EL FA…… ¿cuáles? …… ¿porqué?

INTRODUCCIÓN

Todos los frenteamplistas estamos desafiados por los hechos y por la historia a opinar y decidir sobre nuestra fuerza política, teniendo en cuenta las realidades del presente y las perspectivas y objetivos que buscamos para el futuro.

Con buen criterio la Mesa Política ha resuelto fijar un plazo para recibir aportes, propuestas, sugerencias, con vistas a las decisiones que orgánicamente corresponde adoptar.

Es con ese ánimo que asumimos la responsabilidad de exponer un modesto pero fundamentado modo de pensar en nuestra calidad de militante frenteamplista de base.

Tema I .- EN CLAVE ELECTORAL

Conocemos muchos comentarios y análisis de expertos, dirigentes, militantes, ciudadanos, sobre las características, causas, consecuencias del reciente proceso electoral vivido en nuestro país..

Nos ahorramos, pues, emitir más opiniones al respecto y nos limitaremos en esta oportunidad a señalar las nuevas realidades políticas resultantes de ese proceso

a) El Frente Amplio ha retenido el gobierno y la mayoría parlamentaria, aunque ha perdido dos legisladores.

b) Ha reconquistado también el gobierno en 4 departamentos (Montevideo, Canelones, Maldonado, Rocha) y ha ganado uno más (Artigas) pero ha perdido 4 (Salto, Paysandú, Florida, Treinta y Tres)

c) Sigue siendo la fuerza política ampliamente mayoritaria en todo el país tanto en Montevideo como en el Interior.

d) Electoralmente el país sigue dividido a la mitad: el Frente Amplio por un lado y el resto de los partidos políticos por otro lado.

e) Políticamente el país aparece como más integrado. En efecto; ni el Frente Amplio se ve a sí mismo, ni los Partidos Tradicionales lo ven como el enemigo irreconciliable del sistema.

Ahora bien el larguísimo periplo electoral que dura bastante más de un año nos ha dejado lecciones y desde todos los sectores políticos se levantan voces pidiendo su modificación.

En efecto la reforma constitucional de 1996 (como casi todas las anteriores) se hizo fundamentalmente con fines electorales circunstanciales. En este caso el objetivo principal de los Partidos Tradicionales era instituir el “balotaje” a fin de impedir el acceso del Frente Amplio al gobierno. A cambio de eso establecían la elección interna y el candidato único a Presidente y una tímida separación de las elecciones nacionales de las departamentales.

Los Partidos Tradicionales fracasaron en su objetivo principal (el FA obtuvo el gobierno con y sin balotaje) y por otra parte las elecciones internas y la extensión del proceso agotan y desgastan a su militancia.

El balotaje es una moda traída de otros países y aconsejada por expertos foráneos pero es peligrosa para Uruguay donde los Partidos Políticos poseen gran estabilidad y consistencia. Contribuye a fomentar un “personalismo” falsamente extrapartidario. Imagínense lo que pudiera pasar si hubiera tres partidos de similar poderío electoral y las tentaciones a la inestabilidad y autoritarismo que pudiera haber. Es mucho más razonable la verdad política y que el Partido que gana la elección pero sin mayoría absoluta esté obligado a negociar la mayoría parlamentaria. Sin embargo ese cambio y otros igualmente importantes (como la supresión del Senado, el sistema de tributación municipal y otros igualmente convenientes) no están planteados por ahora y las inquietudes se refieren exclusivamente a los temas netamente electorales.

En el programa del Frente Amplio se planteaba la conveniencia de la Asamblea Nacional Constituyente para reformar la constitución, que es sin duda el mejor procedimiento pero no parece haber mucho entusiasmo ni urgencia en el tema.

Nos limitamos aquí, por ello, solamente a algunos aspectos electorales que son los que más se manejan por los sectores políticos en esta oportunidad.

F Separación de las elecciones nacional y departamentales

Una primera cuestión es la separación de las elecciones nacionales de las departamentales. Fue una concesión a regañadientes para admitir la separación pero muy pequeña. Ahora se presentan estas opciones:

a) volver al sistema anterior de votar los cargos nacionales y departamentales en una sola hoja de votación.

b) realizarlas en el mismo día pero admitiendo el “voto cruzado”, o sea que se pueda votar a un Lema para los cargos nacionales y a otro Lema para los cargos departamentales

c) Separarlas más en el tiempo, por ejemplo dos años

Nos parece francamente que esta última opción es la más conveniente. La temática departamental es muy distinta de la temática nacional, por lo menos en este país y con la estructura centralista y concentradora de poder que la caracteriza. Separarlas en el tiempo ofrece la ventaja de que apunta mejor a la descentralización, permite tratar con más relevancia los temas departamentales y municipales y estimula el surgimiento de representantes más auténticos de la soberanía local, ya que los candidatos departamentales y municipales no van “atados” a los candidatos nacionales y en particular al candidato presidencial que es el que acapara casi toda la atención.

Se alega que tiene un inconveniente y es que puede favorecer a los Partidos Políticos que están en el gobierno, si éste tiene prestigio y viceversa en el caso contrario. Pero ese inconveniente es notoriamente menor que el que ofrecen las demás opciones.

En efecto la opción a) es un verdadero chaleco de fuerza para el electorado, una apoteosis del centralismo nacional y partidario, a tal punto que no hemos visto sectores políticos que se atrevan a defenderla.

En cuanto a la opción b) también tiene inconvenientes muy graves entre los que señalamos los siguientes: al no separar las campañas electorales, la de los cargos nacionales y en particular la de la presidencia, opaca, obnubila y oscurece a la de los cargos departamentales y locales. Por otro lado estimula la falta de trasparencia y la corruptela política, favoreciendo votaciones clandestinas, donde se dice una cosa pero se hace otra, a favor o en contra de determinados sectores o caudillos (hay mucha experiencia en ese sentido ya en nuestro país) Finalmente el otro inconveniente grave que tiene es que en definitiva no contribuye a la descentralización y a la relevancia de la temática local y obliga a los dirigentes o representantes locales a unirse al carro de las candidaturas nacionales o perecer.

En síntesis somos decididos partidarios de separar más en el tiempo, por ejemplo, dos años o dos años y medio, las elecciones nacionales de las departamentales.

F Las elecciones internas

Las elecciones internas para la selección del candidato único a la Presidencia es otra de las innovaciones que introdujo la constitución de 1996. Era un intento de atraer al Frente Amplio que siempre había sostenido la necesidad de candidatos únicos por Partido.

Ahora se replantean nuevamente y aquí también aparecen varias opciones

a) Suprimirlas y volver al régimen anterior con multiplicidad de candidatos para todos los cargos, ejecutivos y legislativos, y acumulación de votos por lema y sublema.

b) Mantener las elecciones internas tal como ahora con unos seis meses con anterioridad al acto electoral y con la finalidad de seleccionar el candidato único a la presidencia de la república por Lema.

c) Efectuar elecciones internas con menor anticipación al acto electoral, por ejemplo tres meses, y no solamente para seleccionar el candidato único a la presidencia sino también el candidato único a la Intendencia y al Municipio.

Hay diferencias bastante notorias en la actitud que han asumido frente a las mismas los Partidos Tradicionales por un lado y el Frente Amplio por otro.

Los Partidos Tradicionales se adaptaron rápidamente (aunque no sin algunos traumas) a la nueva metodología; incluso le han dado un alcance mayor extendiéndolas como plataforma para la confección de los cargos legislativos entre los distintos sublemas y listas. El inconveniente que han tenido es que hay sectores que parecen poner más énfasis, empeño y dinero, en las elecciones internas que en la misma elección nacional. Como que los derrotados perderían algo del entusiasmo partidario en la instancia nacional.

El Frente Amplio, por su parte, ha resistido o aceptado de mala gana la elección interna y ha preferido (sin lograrlo en muchos casos) elegir el candidato único por sus procedimientos tradicionales y estatutarios.

La cuestión ahora está planteada; mantenemos el sistema de la elección interna, lo eliminamos o lo cambiamos.

No he tenido noticias de opiniones públicas partidarias de la supresión lisa y llana de las elecciones internas. En mi opinión ello implicaría un retroceso político importante en cuanto a transparencia y garantía democráticas. Un retorno a la mentira de las absurdas acumulaciones por lema y por sublema que terminan convirtiendo el voto en una tómbola con resultado absolutamente imprevisible. Una verdadera trampa para cazar electores.

A nuestro entender lo que debemos discutir es: si la extendemos también para la elección de Intendencias y Municipios o se las mantenemos tal como ahora solamente para la Presidencia.

Las candidaturas únicas, al menos para los cargos ejecutivos, presidencia, intendencia, son un postulado que el Frente Amplio ha sostenido desde su fundación.

Los Partidos Tradicionales la aceptaron a duras penas para el cargo de Presidencia pero las resistían para elegir candidato único a la Intendencia. Sin embargo en la Constitución (art. 271) quedó abierta la posibilidad para que por ley (dos tercios) pudiera establecerse tal exigencia.

A mi juicio las elecciones internas han introducido un elemento de mayor participación democrática dentro de los Partidos y ha contribuido a aumentar su coherencia y unidad interna.

El Frente Amplio debería no solamente usarlas como procedimiento válido sino, además, procurar extenderlas a las elecciones departamentales y municipales (para elegir Intendencias y Alcaldías) con una anticipación de por ejemplo tres meses con respecto a la respectiva elección nacional o departamental.

En tal sentido el Frente Amplio debería realizar las tratativas correspondientes con los demás Partido Políticos, pudiendo aprovecharse a tal efecto la Comisión Parlamentaria que al respecto ha sido creada recientemente.

Debemos advertir que, como toda ley electoral requiere dos tercios en el Parlamento, pero si no se obtuviera esa mayoría, el Frente Amplio, en su interna debería aplicarla sin miedo y sin dudas.

Los procedimientos internos que utiliza el Frente en este aspecto son obsoletos, inadecuados a la realidad actual y faltos de trasparencia y participación democráticas.

Nuestro Congreso y nuestros Plenarios, aunque sin reconocerlo formalmente han debido aceptar de hecho la realización de elecciones internas al menos para el cargo de la presidencia, en las tres últimas elecciones nacionales.

Además es conveniente y hasta más económico que la elección interna sea controlada por un órgano externo, como la Corte Electoral, y no por los mecanismos partidarios internos más pesados y onerosos. Por otra parte si la ley y la constitución te habilitan un procedimiento es inútil intentar otro que la contradiga, por lo menos en un Estado de Derecho como el que tenemos.

Los procedimientos que hemos estado utilizando dentro del FA pueden estar revestidos de las mejores intenciones pero en los hechos se caracterizan por lo siguiente: consisten en negociaciones y transacciones de cúpulas sectoriales, carecen de transparencia y razonabilidad, y niegan la posibilidad de una participación amplia y democrática de los militantes y simpatizantes frenteamplistas.

Están muy frescos y recientes los traumas y tensiones originados en el reciente proceso electoral tanto a nivel nacional como a nivel departamental y por ello nos permitimos ahorrarnos más comentarios al respecto.

Ahora bien, supongamos que no se logra el acuerdo de los dos tercios en el Parlamento para lograr un sistema de elección interna obligatoria con voto voluntario para todos los Partidos Políticos. En ese caso y a nuestro modo de ver por las razones ya expuestas el Frente Amplio debería implementarla por lo menos para las elecciones de Presidencia, Intendencia y Alcaldías.

¿Cómo podría lograrse? Muy sencillo:

a) Una posibilidad es la elección interna a padrón abierto como hemos realizado en otras ocasiones

b) La otra posibilidad es la utilización de procedimientos más modernos y sencillos como los que proporciona la tecnología actual (voto electrónico) que tenemos que aprender a usarlo sin miedo

c) Cualquiera de esos procedimientos puede implementarse con las mayores garantías y confiabilidad democráticas.

d) ¿Quiénes podrías ser candidatos? Los que fueren propuestos por Departamentales, Coordinadoras, Sectores, Comités, y/o por un determinado porcentaje de adherentes y obtuvieran el aval de por ejemplo un 30% del respectivo Plenario Nacional o Departamental.

e) ¿Quiénes podrían votar? Los que fueren adherentes registrados o que adhieran en el mismo acto electoral.

f) ¿Quién sería electo? En el caso de Presidencia, Intendencia, Alcaldía el que obtuviera más votos en su respectiva jurisdicción. En el caso de VicePresidente podría ser el segundo más votado. En el caso de suplentes de Intendencia o Concejales Municipales podrían ser los siguientes por el orden de votos obtenidos o un sistema de suplentes respectivos.

Tema II.- EN CLAVE DE F A

De lo que se trata aquí, ahora, es de pensar y hacer pensar sobre la situación actual y perspectivas del Frente Amplio.

Por supuesto que no para un tratamiento invasivo que solamente sirva para provocar dolor, tensiones o resentimientos; tampoco para un tratamiento evasivo que no encare los problemas y menos aún las soluciones para los mismos.

Por tanto haremos una breve referencia a las fortalezas y debilidades principales de nuestro Frente Amplio, para luego entrar en detectar problemas en diversas áreas y sugerir soluciones para las mismas, siempre con el ánimo fraterno, crítico y constructivo con el que hemos encarado nuestra militancia y todo este sitio.

F FORTALEZAS Y DEBILIDADES

Resumimos aquí lo que más extensamente hemos desarrollado en otro artículo de nuestro sitio (“el artiguista”) de hace más de un año y que consideramos tiene la más plena vigencia, y que dicho sea de paso invitamos a visitar. (http://www.chasque.net/burcen)

Entre las fortalezas del Frente Amplio destacamos las siguientes

Ø Su concepción, revolucionaria por su trascendencia y originalidad, y que consiste fundamentalmente en la idea de que en un país pobre, atrasado y dependiente, como el Uruguay, los sectores progresistas, cualquiera sea su ideología, partido o tradición, deben unirse en torno a un programa, una estrategia y una organización comunes a fin de cambiar al país en favor de los sectores más necesitados de la sociedad.

Ø La segunda gran fortaleza es el formidable arraigo que ha logrado en los sectores más organizados y dinámicos de la sociedad y en el propio Cuerpo Electoral hasta convertirse prácticamente en la mitad del mismo

Ø La tercera gran fortaleza es su crecimiento sostenido tanto en su estructura y funcionamiento como en la opinión pública venciendo todas las resistencias y dificultades tanto internas como externas.

A su vez entre las debilidades destacamos las siguientes:

Ø Como primera y, quizá principal debilidad, señalamos la falta de elaboración política y de creatividad programática y estratégica, que por una parte no asegura un rumbo claro y por otro lado no inspira ni entusiasma a la militancia

Ø La segunda debilidad grave, y en parte consecuencia de la anterior, es la reducción de la orgánica y del funcionamiento de la Fuerza Política a un formalismo vacío de contenido donde los órganos (Mesa, Plenario, Departamentales, Coordinadoras, Comités) tratan casi exclusivamente temas internos y menores, no evalúan sistemáticamente, no orientan, no deciden.

Ø Una tercera debilidad es la deformación del funcionamiento democrático y participativo y su sustitución por procedimientos donde predominan las cúpulas sectoriales, la simplificación personalista y la sectorización de las bases.

F ORGANIZACIÓN Y REPRESENTATIVIDAD

Nuestra opinión es que la actual organización del FA es excesivamente formalista, escasamente funcional y productiva y de dudosa o conflictiva representatividad, y que por tanto requiere cambios urgentes.

Trataremos de explicitar estos conceptos, pero, primeramente una advertencia (por algún mal entendido que pudiera haber): cuando decimos esto, es con el ánimo crítico constructivo de siempre; no es porque los partidos tradicionales tengan una organización y representatividad buenas; por el contrario es muchísimo peor que la nuestra, pero eso no puede servirnos de ningún consuelo. Si somos de izquierda, nunca podemos ser “conformistas”, ni en este tema ni en ninguno.

¿Porqué decimos que es excesivamente formalista? Porque está llena de organismos de integración muy compleja con detalladas funciones y procedimientos que después no se cumplen.

Pongamos un ejemplo para que se entienda esto. Se establece que el Plenario Nacional es “la máxima autoridad permanente” del FA”, que debe reunirse cada dos meses (no lo hace); se le otorgan según el art. 71 del Estatuto, siete funciones muy importantes tales como “ejercer la dirección política permanente”, “fijar objetivos y trazar la estrategia” y otras igualmente vitales (que tampoco las cumple). En realidad la única función que cumple es el literal g) “decidir en todo asunto que le eleve la Mesa Política”. Podríamos poner muchos más ejemplo, pero “para muestra basta un botón” y máxime cuando se trata justamente del “órgano más importante”

¿Porqué decimos que es escasamente funcional y productiva? Porque no cumplen las funciones ni producen lo que se necesitaría.

Pongamos aquí también ejemplos. La Mesa Política aparece en el Estatuto como el órgano ejecutivo principal, pero en realidad de “ejecutivo” tiene muy poco y es más bien un órgano “deliberativo”; si se observa su producción real en un altísimo porcentaje consiste en “declaraciones públicas” coyunturales generalmente anodinas y sin ningún efecto real, como por ejemplo declaraciones de apoyo al gobierno o a la actuación del FA, todas de evidente obviedad, incluso en una buena proporción sobre temas internacionales.

Reiteramos es solamente un ejemplo de los muchos que podríamos poner. Es en virtud de esa disfuncionalidad, que han funcionado y funcionan organismos paralelos, no estatutarios, a fin de cumplir algunas funciones vitales. Por ejemplo el llamado grupo de los “cabezas de lista”, para adoptar decisiones importantes y/o urgentes

Otro ejemplo que parece de antología. Se supone que la elaboración de Programas y Planes de Gobierno, es una función básica, elemental y prioritaria de una fuerza política. De hecho funciona a tal efecto, más poco que mucho, y más mal que bien, la Comisión de Programa y sus respectivas Subcomisiones. Pero curiosamente en ninguna norma del Estatuto se fija cómo se integra y funciona y qué cometidos tiene. Es más, en el Estatuto ¡ni siquiera se la nombra!

¿Porqué decimos que tiene una representatividad conflictiva o dudosa? Si se observa bien la orgánica del FA responde a criterios muy diferentes en su integración y por tanto en la fuente de su representación. Por ejemplo, la Bancada Parlamentaria y la delegación de los Sectores corresponden a criterios que coinciden con el resultado de la elección nacional. En cambio los delegados de Base por ejemplo a los Plenarios Nacional y Departamental, no coinciden con ella, sino con una elección interna de distinto tiempo y forma. A su vez el Congreso (que podría pensarse como órgano máximo, pero que no lo es, ni mucho menos) tiene una tercera forma de integrarse con un criterio totalmente diferente.

Como resultado tenemos órganos que compiten en poder y competencias pero que tienen una “representatividad” muy diferente y hasta contradictoria. Por tanto cada cual, fundamentalmente los Sectores, quieren definir los temas en aquellos ámbitos donde son más fuertes y ello aparece como inevitable y natural pero desde el punto de vista de coherencia y productividad es absolutamente contraindicado.

Propuestas para mejorar organización y representatividad

1) Presidencia: sería un órgano integrado por Presidente y dos VicePresidentes que tendría las siguientes características.

a) Competencia típicamente ejecutiva, representar, coordinar, supervisar

b) El Presidente representa al FA, interna y externamente, preside Mesa Política y Plenario Nacional

c) Uno de los VicePresidentes se ocupa del área de elaboración, capacitación y programa: del mismo dependen la Comisión de Programa y sus respectivas SubComisiones.

d) Otro de los VicePresidentes se ocupa de la gestión, administración, planificación y control de actividades; del mismo dependen las Comisiones de Organización, Finanzas, Propaganda y las demás Comisiones Especiales que hubiere.

e) La Presidencia (Presidente y Vices) podrían ser electos

i) Por el Congreso mediante mayoría absoluta o mejor

ii) Por elección interna o plebiscito como más adelante se define

f) La Presidencia se renovaría cada 3 o 4 años pudiendo ser reelectos o sustituidos por el que designare la Mesa Política por mayoría absoluta en caso de ausencia, renuncia o fallecimiento, no pudiendo ser ocupados por personas que detentaren cargos de gobierno nacional o departamental.

2) Mesa Política: para no alterar mucho podría mantenerse la integración actual pero es necesario precisar más sus facultades y su funcionamiento y a tal efecto se propone, además de las actuales competencias:

a) Reunión semanal ordinaria para

i) Para supervisar y evaluar sistemáticamente el funcionamiento interno y la actuación externa del Frente amplio

ii) Considerar su orden del día, que debe ser adecuadamente planificada y con informes previos de la Comisión o del asesoramiento que se estime conveniente.

b) Reunión mensual ampliada, con representantes de todos los grupos, de todas las Coordinadoras y Departamentales, de un día o más de duración, para tratar temas que se consideren de particular importancia pudiendo efectuar recomendaciones directamente al respecto al Plenario Nacional.

F FUNCIONAMIENTO Y PARTICIPACIÓN

Las quejas principales que se sienten en este aspecto son: que el funcionamiento de la orgánica es muy poco eficiente y que la participación es muy deficiente. Creemos que esas quejas están plenamente justificadas, son notorias y requieren medidas correctivas importantes y urgentes.

Veamos algunos ejemplos. Ya pusimos casos de los órganos más importantes como el Plenario Nacional y la Mesa Política donde puede constatarse una muy baja productividad, sobre todo de resoluciones que vayan más allá de nuestra interna.

Veamos ahora otros órganos como los Comités, las Coordinadoras y Departamentales.

En el caso de los Comités hay notorios problemas por baja participación de militantes, por ausencia de iniciativas y de posibilidades reales de incidencia, por desinterés y falta de atractivo de su funcionamiento, por predominio de los intereses sectoriales.

En el caso de las Coordinadoras (y aparentemente también en la mayoría de las Departamentales) tenemos falta de iniciativa, ajenidad con respecto a la temática y a la actividad local, repetición en cascada y empobrecida de los temas que se discuten “arriba” (en la Mesa Política), integración con voz y voto de representantes de Comités que no funcionan (“fantasmas”), ausencia de representantes de los sectores políticos, para señalar algunas de las fallas más conocidas.

El predominio absoluto en temas y en tiempo de las reuniones de Comités y Coordinadoras, suele ocuparlo el “informe” de los delegados a Mesa Política, Mesa Departamental, Comisiones Centrales. Muy poco espacio e interés queda para la discusión por ejemplo de temas programáticos o estratégicos, o de evaluación y ajuste de lo actuado a nivel de fuerza política y de gobierno o de actividades en la zona.

Por otra parte muchas veces la discusión de los temas importantes se vuelve traumática porque no es sistemática, ni planificada, ni racional, sino tensionante y accesoria, por la negativa y no por la positiva. Iniciativas reales de Sectores o de Comités muy pocas veces se tratan; en cambio sí es frecuente tratar temas cuando un Sector está en desacuerdo con alguna medida adoptada por el FA o por su Gobierno y entonces lo plantea. Ahí sí puede haber discusión y puede durar meses, con resultado estéril en la mayoría de los casos. Por supuesto que esto no ocurre solamente en los Comités sino lo largo, ancho, hondo y alto de toda la Orgánica del FA.

En la última campaña electoral, surge un elemento nuevo las llamadas “redes” que utilizando las tecnologías modernas de comunicación, han logrado penetrar en vastos sectores y realizar movilizaciones originales y de gran alcance. Sin embargo se trata de acciones puntuales, de impacto en campaña electoral, pero sin la coherencia, la profundidad y la continuidad que necesita la Fuerza Política. Las “redes sociales” han permitido renovación en las metodologías y han permitido el “desahogo” individual pero no han aportado nada de contenido programático ni estratégico al FA.

Es curioso y muy sugestivo lo que ha ocurrido con el sitio del FA en internet. Después de haber desaprovechado durante años la tecnología, tardíamente en el 2004 se comienza su empleo pero solamente como un instrumento para la campaña electoral y no como un sitio de participación real de los frenteamplistas. Luego de un período de “incomprensible letargo” y desde hace un par de años se ha intentado cambiar la situación pero no se ha logrado convertir al sitio en la gran plataforma de participación que podría ser. Predominan más los elementos de propaganda del gobierno que los aportes a la reflexión política y menos aún lo que refiera a la elaboración y propuesta. Surgen multitud de grupos de efímera vida, escasa participación y caótica orientación, similares a los “desahogos” o “pataleos” que se producen en las “redes sociales” comerciales, pero que no se integran realmente a la vida y al funcionamiento del FA.

Incluso algunos (dirigentes y militantes) se ubican en una posición cavernaria negándose a usar las nuevas tecnologías considerándolas prácticamente como “enemigas” o “prescindibles”

Propuestas para mejorar el funcionamiento y la participación

1) El funcionamiento de los Comités de Base (y en general de todos los órganos del FA) debe cambiar sustancialmente en su forma y en su contenido. Deben dejar de ser meros conductos repetidores de una generalmente tardía y filtrada información y discusiones menores, para pasar a ser instrumentos de reflexión, iniciativa y relacionamiento político a la interna del FA y en vinculación con su respectiva zona.

2) Deberían reexaminarse las conclusiones del Encuentro de Comités de Base realizado en el 2006, porque muchas de sus recomendaciones tienen plena vigencia y su implementación sería muy conveniente.

3) La voz y voto de los Comités en la Coordinadora o Departamental debe estar en relación directa con su funcionamiento real aplicando a tal efecto lo que dispone el literal D) de la Sección VIII del Estatuto (disposiciones especiales)

4) Los delegados de todos los órganos (Comités, Coordinadoras, Departamentales) deben cumplir estrictamente las obligaciones previstas en el art. 105 del Estatuto.

5) Los sectores políticos deben participar con presencia y opinión en las reuniones de las Coordinadoras y Departamentales.

6) Es preciso estimular la realización de Asambleas de Coordinadoras previstas en los artículos 38 y 40 del Estatuto a fin de adoptar posición en los temas importantes o los que vayan para el Plenario Nacional o Departamental.

7) El sitio del FA en internet debe ser rediseñado para que sea efectivamente un instrumento eficaz de comunicación y participación utilizando al máximo sus posibilidades y en coordinación con el funcionamiento, las decisiones y la orientación de la Fuerza Política.

8) Igualmente aprovechando las tecnologías actuales, el Frente Amplio debería atreverse a realizar consultas o plebiscitos internos antes de tomar decisión sobre las cuestiones más importantes que quiera resolver la Fuerza Política, implementando en la práctica lo previsto en el art. 11 del Estatuto.

F COALICIÓN Y MOVIMIENTO

Desde todos los sectores, dirigentes y militantes del FA, se insiste, se sostiene y se reclama, que el Frente Amplio es a la vez coalición y movimiento y que en ello está su originalidad, su fuerza y su vigencia.

En gran parte tienen razón, pero no nos quedemos solamente en las palabras; repasemos las realidades y los hechos, del pasado y del presente para comprender lo que esto significa.

Cuando se creó el Frente Amplio era fundamentalmente una coalición: dirigentes de diversos partidos acordaron constituir una alianza política que fuera una alternativa a las fuerzas de derecha por entonces imperantes.

No había seguridad de que el intento prosperara, aunque tenía una base social de apoyo muy amplia (y los hechos y la historia lo demostraron). Por ello el Estatuto y el Acuerdo Político están llenos de controles, contrapesos, reaseguros para evitar o bien el predominio de un sector sobre otros o bien la introducción de elementos extraños (por eso por ejemplo la monstruosa exigencia de los 9/10 para el ingreso!)

Los que tenemos algunos años y vivimos el proceso fundacional sabemos que en el 71 todos los sectores, sin excepción, veían al FA como una etapa transitoria de lucha contra un modelo retrógrado de la derecha, pero que después (incluso más bien temprano que tarde) cada uno de los sectores seguía adelante con su propio proyecto.

Los hechos y la evolución histórica demostraron que, al revés de lo que se pensaba originalmente, lo que adquirió más vida y vigencia era el proyecto común del Frente Amplio y no los proyectos sectoriales.

Y en la medida de que se han ido conquistando posiciones de gobierno departamental y nacional, cada vez ha sido más evidente que lo que realmente importa es el proyecto, el programa y la estrategia comunes y que por el contrario los proyectos sectoriales cada vez tienen menos sentido.

Por eso cuando algún grupo, por su radicalismo o por el interés personal de sus dirigentes ha decidido abandonar al FA, ha sido una especie de “muerte política” y se han convertido en el mejor de los casos en secta testimonial, sin ninguna incidencia real en la vida nacional. Así han pasado con grupos grandes y con grupos pequeños que se han ido y no hace falta nombrarlos porque están frescos en la memoria de todos.

Ahora bien ¿cuáles son los problemas que tenemos ahora? A mi juicio y sintéticamente, para decirlo en forma clara, el problema principal es que cuando hay que decidir cosas importantes o distribuir cargos, la Coalición es todo y el Movimiento es nada; mientras que cuando hay que movilizarse, realizar campañas, juntar firmas, llegar a la gente, el Movimiento es todo y la Coalición es nada.

Cuando llega el momento electoral, los frentistas deben optar por una de las listas y por tanto por uno de los sectores, pero no adhieren a ellos sino al Frente y esto se visualiza cada vez más en los cambiantes resultados electorales e incluso en los grandes actos del FA, donde cada vez se ven menos banderas de sectores (constituyen una rareza) y la multitud parece un mar de banderas del FA.

Seamos francos: si el programa es común, si la estrategia es común, si los candidatos son comunes, si las responsabilidades históricas son comunes, ¿qué papel podrían cumplir los sectores?

A mi juicio podrían ser algo así como “usinas” elaboradoras de propuestas e iniciativas. Sinceramente creo que no lo son: lo que sí son ciertamente es aparatos para la lucha por cuotas de poder a la interna. Y esto es bien evidente cuando llega la hora de adjudicar cargos de gobierno o incluso internos del FA. En esa oportunidad entra a tallar fuerte el concepto y la práctica de la “cuota”. Los forcejeos más o menos disimulados son inocultables e incluso vistos como algo natural en la práctica política.

Hasta se ha llegado al extremo, casi ridículo, de ofrecer cargos “honoríficos” a las “Bases” como en la reciente oportunidad de las elecciones para los Municipios de Montevideo.

Veamos ahora la cuestión de las “bases”. En primer lugar me gustaría precisar un poco los conceptos. Si pudiera hacer una gráfica con anillos concéntricos colocaría en el anillo más externo los “votantes” del FA (son un millón); un anillo más adentro están los “simpatizantes”, por ejemplo los que votan en una elección interna del FA (medio millón); en otro anillo todavía más reducido están los “adherentes” algunos de ellos “cotizantes” y otros no (no más de cuarto millón). En un anillo aún más reducido están los “militantes” (quizá unos 50.000) que son en realidad los que constituyen las “Bases”. Quizá podríamos agregar un último anillo todavía más reducido con los “dirigentes y cuadros” que son unos pocos miles.

Ahora bien: el mapa de las “Bases” no coincide con el mapa electoral ni tampoco con la realidad social del Frente Amplio.

No coincide con la realidad social del FA, porque a diferencia de la enorme mayoría de los votantes, simpatizantes y adherentes del FA (que no pertenecen a un grupo determinado), la gran mayoría de los “Bases” pertenecen notoriamente a Sectores (algunos incluso son cuadros o dirigentes de Sectores).

Pero, además, tampoco coincide con el “mapa electoral” porque distintos sectores (importantes) del FA llevan al respecto tácticas equivocadas y opuestas, pero conducen al mismo resultado. En efecto, algunos Sectores no recomiendan ni aconsejan a sus simpatizantes que participen en las actividades de los Comités, sea porque no le atribuyen importancia, sea porque no quieren que sean manipulados. Otros Sectores en cambio (también importantes) promueven la participación de sus militantes en los Comités como forma de aumentar su poder en la interna por encima de su potencial electoral. Con ambas estrategias, aunque opuestas, el resultado es el mismo; “sectorización” de las Bases. Y ¡cuidado! … entre la “sectorización” y la “sectarización” hay un paso muy pequeño.

Ahora bien las llamadas “Bases” son casi la mitad del Plenario Nacional (autoridad máxima del FA) y mucho más de los dos tercios del Congreso que se supone un órgano de superior jerarquía. Por tanto tenemos un problema grave de representatividad que ya señalamos anteriormente.

¿Qué hacer entonces? Para mí el rol más importante, si no exclusivo de las Bases y en particular de los Comités de Base, es constituirse en el “crisol” de las distintas tendencias internas del FA, en torno al proyecto común, y en tal carácter proyectarse tanto adentro como afuera del FA,. Si sistemáticamente no se asiste a los Comités (por cualquier razón que sea) o se concurre para imponer allí una posición de Sector, se está matando a los Comités y al Movimiento como tal y se le está dando todo el poder a la Coalición. Y advierto que la Coalición es mucho más débil e inestable que el Movimiento y si no que lo diga la experiencia chilena. La sectorización de las Bases tiene otra consecuencia nefasta y es la privación total de iniciativa a los Comités de Bases y por extensión a las Coordinadoras y Departamentales. Repiten, acompañan, se oponen a las iniciativas de los Sectores, pero no tienen iniciativa propia, salvo en cuestiones muy menores e incidentales.

Propuestas para mejorar coalición y movimiento

1) Sincerar y transparentar la representación y la representatividad de los sectores y de las bases en todos los Órganos del Frente Amplio.

2) Adoptar para las decisiones más importantes mecanismos de democracia directa, tales como plebiscitos y consultas internas, utilizando para ello las modernas tecnologías de comunicación e información.

3) Estimular la iniciativa dentro de los Organismos de Bases (Comités, Coordinadoras, Departamentales)

4) Aplicar estrictamente las normas estatutarias que tienden a asegurar la correcta y democrática participación (por ejemplo, arts. 38, 40, 105 y literal D) del capítulo VIII.

5) Separar la condición de “adherente” de la condición de “cotizantes” a fin de que los que no trabajan y especialmente los jóvenes puedan participar de pleno derecho sin ningún inconveniente.

6) Promover una fraterna y sincera discusión de los temas de la coalición y el movimiento dentro de todos los Sectores y Comités de Base, pudiendo adoptar resoluciones o recomendaciones al respecto en algún Plenario Nacional especialmente convocado a tal fin.

7) Llevar registros confiables de la asistencia y participación de Bases y Sectores en todos los Comités, Coordinadoras y Departamentales.

8) La representación de las Bases en el Plenario Nacional, en los Plenarios Departamentales, (y en las Mesas Políticas ampliadas) debería surgir de las respectivas Asambleas (bien preparadas, informadas y realizadas) previstas en el art .40 del Estatuto y representar fielmente lo allí discutido buscando siempre el mayor consenso posible.

F PARTIDO Y GOBIERNO

La relación entre Fuerza Política y Gobierno ha sido y es un tema muy recurrente en la teoría pero muy ausente en la práctica. Es una cuestión muy compleja, delicada en su tratamiento y difícil en la solución.

El Frente Amplio tiene al respecto un documento muy nombrado que incluso se ha reiterado últimamente con motivo de este planteo de evaluación y perspectivas con vistas a un Plenario Nacional.

El referido documento se caracteriza como la mayoría de nuestros documentos por su extensión, generalidad y falta de precisión que lo hacen muy poco fructífero en la realidad. A título de ejemplo, dedica más espacio a la relación del gobierno con las “fuerzas sociales” (que es una cuestión totalmente diferente) que al tema específico de la relación entre Partido y Gobierno. En este aspecto se señalan una serie de generalidades y obviedades, como por ejemplo los criterios de “autonomía relativa, coordinación y responsabilidad” pero que termina concretándose solamente en la creación de la Agrupación Nacional de Gobierno, un órgano mastodóntico integrado con todos los Ministros, los Legisladores, la Mesa Política, que no puede discutir nada en profundidad y que de hecho se ha limitado a escuchar los informes de los Ministros y poca cosa más, como era totalmente previsible.

No han servido en absoluto (ni la Agrupación ni su Mesa) para establecer lo que se necesita: una relación fluída, sistemática, diríamos en tiempo real, entre los compañeros con funciones de gobierno y con los que tienen funciones de la dirección política.

En este tema hay dos peligros muy graves de consecuencias funestas que deben ser evitados a toda costa.

Uno de ellos es que el gobierno se “trague” al Partido, pretenda identificarse con él y que la actividad de la Fuerza Política consista simplemente en una especie de eco muerto de lo que hace el gobierno, sin iniciativa y sin vida propia.

El otro riesgo es que el Partido pretenda inmuiscuirse en la actividad diaria del gobierno procurando intervenir y decidir en todo, lo cual es imposible.

Nos parece sinceramente que estamos corriendo ambos riesgos a la vez.

En efecto: por un lado tenemos que la mayoría de las actividades y temas que considera el Partido son los que está planteando el gobierno, en una actitud proclive siempre al “conformismo”. Faltan instancias de reflexión tranquila, sistemática, fraterna y fructífera que implique evaluación, análisis y decisiones con ánimo crítico constructivo de mejoramiento y superación permanentes como corresponde a una fuerza progresista de izquierda.

Por otro lado hay una modalidad muy peligrosa y frustrante que asumen algunos Sectores y Bases y que consiste en plantear en la orgánica solamente la discusión de aquellos temas en los que se está en desacuerdo lo que puede llevarnos (y nos lleva) a tensiones traumáticas y estériles.

Todos estos peligros y otros igualmente graves derivan de la falta de reflexión y elaboración política a la que nos referiremos en el siguiente capítulo.

Propuestas para mejorar la relación Partido- Gobierno

1) Es preciso diseñar un mecanismo y procedimientos que permitan una vinculación eficiente y en tiempo real entre compañeros en puestos de Gobierno y compañeros de la Dirección Política.

2) La actual Agrupación Nacional de Gobierno no parece estar en condiciones de cumplir eficazmente esa función, aunque tal vez alguna Agrupación de Gobierno Departamental o Municipal esté en condiciones de hacerlo.

3) Probablemente debería haber vínculos o referentes por área que constituyan el nexo necesario; ejemplo de áreas podrían ser: políticas sociales, económicas, administrativas, internacionales o aún más específicas.

4) El Vicepresidente de la República y los Coordinadores de Bancada Parlamentaria también podrían realizar un papel muy importante en este aspecto aunque deben complementarse con gente que esté en el Poder Ejecutivo.

5) En nuestro sistema constitucional el Poder Ejecutivo tiene un peso muy superior al Parlamento en el balance general de Poderes. Y esta característica debe tenerse muy presente al tratar la relación Partido – Gobierno.

6) El Partido y en particular su dirección (Mesa Política) no deben estar en la consideración del ruido cotidiano de prensa o en las presiones puntuales de la coyuntura del gobierno sino principalmente (aunque no exclusivamente) en la perspectiva del mediano y largo plazo.

7) Debería haber voceros por área o por tema que se expresaran al público mediante conferencias de prensa y no en entrevistas “salvajes” de carácter particular y conflictivo como suele hacer la prensa grande y en particular los medios televisivos en nuestro país, verdadera trampa en la que nuestros dirigentes suelen caer.

8) La tarea de evaluar sistemática e integralmente la acción del Gobierno y de la Fuerza Política es prioritaria, debe estar siempre en su agenda y para que sirva es imprescindible realizarla metódicamente y no solamente cuando surgen discrepancias.

9) Dentro de nuestra Fuerza Política hay que darle mucho más importancia que la actualmente se le da a los Gobiernos Departamentales y ahora también Municipales, no solo a su temática sino también a la relación entre el FA y el Gobierno local, sea propio o extraño y a la estrategia del FA en cada uno, que no tiene por qué ser exactamente igual en todos los casos.

10) Es preciso potenciar al máximo el sitio electrónico del Frente como expresión permanentemente actualizada y viva de las opiniones y actividades de la Fuerza Política.

11) En sus manifestaciones públicas el Frente Amplio debe difundir y justificar las acciones de su gobierno, y nunca debiera haber desde nuestras filas expresiones públicas abiertamente contrarias a lo hecho por el Gobierno, por lo menos a nivel de dirigentes, aunque sí pueda haberlo a nivel interno.

12) Sin embargo la Fuerza Política no debe limitarse a ello, apoyar a su gobierno, porque lo empobrecería mucho, sino que también debe ir ganando opinión pública a favor de su proyecto de mediano y largo plazo y del cambio y la superación permanentes.

13) Como principio básico debe tenerse en cuenta que la orientación programática y estratégica la fija el Partido y su aplicación práctica queda a cargo del Gobierno; pero si la referida orientación no está bien definida en sus prioridades los problemas en la relación Partido-Gobierno son inevitables y la responsabilidad final será del Partido que es quien debe responder ante la ciudadanía.

F RESPUESTAS Y PROPUESTAS

Llegamos así al último capítulo de este aporte y que a nuestro modo de ver solamente por razones formales va en último lugar. Más bien por su importancia debería ir en primerísimo lugar.

Como decíamos en el primer capítulo, a nuestra modesta manera de ver, el problema principal del Frente Amplio, no solamente de ahora, sino prácticamente desde su fundación, es la falta de definición clara de las prioridades programáticas en caso de ser gobierno.

Cuando se creó el frente el objetivo principal y exclusivo era derrotar a la derecha reaccionaria, o sea no era un objetivo de “gobierno”, sino principalmente un objetivo de “oposición”

Por supuesto que siempre con muy buenas intenciones, con objetivos saludables y sobre todo con una estrategia sobresaliente que era la “unidad sin exclusiones”

Por eso en aquella oportunidad la definición de las prioridades programáticas no aparecía como una necesidad tan evidente. Las propuestas que en aquella época se hacían eran mas bien “eslóganes”, “consignas”, muy atractivas por cierto y muy en sintonía con las grandes cambios que se esperaban pero también muy faltos de concreción y no enmarcadas en un verdadero plan de gobierno.

Pongamos algunos ejemplos: en las bases programáticas mencionaban “reforma agraria”, “nacionalización de la banca privada”,”nacionalización del comercio exterior”, “nacionalización de la industria frigorífica” y se anunciaba la presentación de proyectos en tal sentido, pero no estaba nada claro qué era lo que se quería decir, cómo se implementaria, y, curiosamente había temas como el de la”pobreza” que aunque no tanto como ahora, igualmente era gravísimo y que ni siquiera se la nombraba.

O sea que la propuesta era fundamentalmente reivindicativa, de respuesta y de oposición al gobierno y al sistema imperante. Convengamos que ello era necesario pero no suficiente.

Esa inercia nos viene de los antecedentes de la vida sindical de nuestro país, que evidentemente están en la matriz del desarrollo de la izquierda, y que salvo contadas y valiosísima excepciones (como la Constitución de la Central Única o el “Congreso del Pueblo”) han sido y es razonable que asi sea, fundamentalmente de carácter reinvindicativo y de oposición.

El Frente Amplio no ha logrado superar esa insuficiencia. Mientras fue oposición ello no era tan evidente, ni tampoco tan necesario, pero ahora que se es gobierno no solo departamental, sino también nacional, la definición de las prioridades programáticas se vuelve una necesidad imprescindible e impostergable.

En la medida que la responsabilidad de gobierno se ha convertido en una esperanzada realidad para el Frente Amplio, la estrategia de la “propuesta” debería ser notoriamente predominante sobre la estrategia de la “respuesta”. Sin embargo, lamentablemente ello no ha sucedido y en su lugar tenemos la amenaza de males muy peligrosos que si no se corrigen y superan a tiempo pueden llevarnos a un retroceso político que sería nefasto para la izquierda y por tanto para nuestro pueblo, y los primeros síntomas ya están apareciendo.

En otros artículos de nuestro sitio (“el artiguista”) – reiteramos la invitación ( http://www.chasque.net/burcen ) – hemos desarrollado ampliamente esta preocupación y a ellos nos remitimos. Aquí solamente enumeramos algunos

ü El vaciamiento programático que consiste fundamentalmente en la devaluación de la elaboración de propuestas tanto en cantidad como en calidad, la presentación a los efectos electorales de documentos de gran extensión y vaguedad que después se pueden interpretar de las más diversas formas.

ü La predominancia de propuestas menores de coyuntura, que en el mejor de los casos atienden reclamos puntuales, pero que no atacan los problemas principales y tienen como consecuencia más grave que se van mejorando las cosas pero sin cambiar nada

ü La ausencia de coordinación de las propuestas en todas las áreas de política social, económica, administrativa, internacional y sobre todo de la determinación de las prioridades que en materia de programa y plan de gobierno es lo único que define un rumbo claro.

ü Falta de espíritu crítico constructivo que es esencial para la elaboración política y para progresar socialmente y predominio de actitudes “conformistas” acríticas, cuando no de oposiciones intransigentes e irracionales en la interna.

ü La desmotivación del militante que necesita un estímulo para continuar en la lucha por los cambios, esencial en la izquierda, al mismo tiempo que el desinterés de ciudadano que ya no ve con claridad cuáles son las diferencias que identifican a nuestra Frente con respecto al resto de las fuerzas políticas del país.

ü El “sectorialismo” que tiene elementos cuantitativos; por ejemplo gran cantidad de grupos, una treintena, que hace cada vez más pesada y estéril a la estructura; y elementos cualitativos, como falta de propuestas, voluntad de “perfilismo”, deterioro de la voluntad de consensuar lealmente, lucha por cuotas de poder.

ü El “personalismo” o identificación de la Fuerza Política con una persona que se erige como alternativa a la carencia de definiciones claras en cuanto a las prioridades programática y que se presenta como “la solución” en lugar de las auténticas propuestas de cambio como debería ser.

Propuestas para mejorar la elaboración política.

1) Colocar en el primer plano de la discusión política en todos los niveles de la Orgánica, Plenarios, Mesas, Departamentales, Coordinadoras, Comités, los grandes temas nacionales, desplazando a un plano subalterno los temas menores, incidentales y puntuales.

2) Hacer un gran esfuerzo político y técnico para fijar con claridad los rumbos prioritarios en todas las grandes áreas de políticas sociales, económicas, administrativas e internacionales.

3) Descartar el “seguidismo” no reflexivo a la gestión del gobierno y sin perjuicio de brindarle todo el apoyo que necesite, pensar también en el futuro de mediano y largo plazo para el país y para el partido.

4) Potenciar al máximo a la Comisión de Programa y todas sus Subcomisiones con una integración que tome en cuenta los aportes técnicos y los planteos politicos.

5) Mayor coordinación en la formulación de las políticas prioritarias para las diferentes áreas procurando integrarlas en un verdadero plan de gobierno consistente y bien fundamentado y no una yuxtaposición de propuestas inconexas.

6) Tomar en consideración una mayor apertura del espectro político y técnico en materia de aportes programáticos puesto que eso enriquece notablemente y sería un pecado de vanidad imperdonable que pensáramos que solamente dentro de nuestra Fuerza Política se encuentra gente que pueda aportar descartando a los que tengan o no otro compromiso partidario.

7) Incrementar y jerarquizar la actividad de la Fundación “Liber Seregni” coordinándola estrechamente con la tarea de la Comisión de Programa y sus respectivas SubComisiones, a fin de aumentar la sinergia en materia de elaboración programática.

8) Realizar actividades sistemáticamente planificadas y de carácter cíclico permanente en materia de educación y capacitación política y técnica para todos los niveles dirigentes, cuadros, militantes, adherentes, simpatizantes del Frente Amplio.

9) Crear un sitio electrónico del Frente Amplio dedicado específicamente a todas las cuestiones programáticas y estratégicas, incluyendo en el mismo los documentos históricos, tales como los sucesivos programas del FA, aportes de Sectores Políticos y Órganos del FA (Comités, Coordinadoras, Departamentales) y la posibilidad de participar con aportes individuales o colectivos de expertos, o interesados en los diversos temas y áreas de política social, económica, administrativa, internacional.

10) Realizar un ciclo de grandes Plenarios Nacionales, bien preparados y planificados con amplia participación de toda la Orgánica, a fin de considerar, sistemática , profunda, y ampliamente la gran cuestión de las prioridades programáticas, siempre en la perspectiva de la formulación de un plan a ejecutar desde el gobierno del Frente Amplio en el Uruguay de hoy.

CONCLUSIÓN

Este aporte se inscribe en el marco del tema propuesto por la Mesa Política del Frente Amplio en mayo pasado para el tratamiento dentro de toda la Orgánica sobre la evaluación y perspectivas de nuestra Fuerza Política en la coyuntura actual y hacia el futuro.

Se presenta como una resultancia natural y lógica de todas las reflexiones que en nuestro sitio (“el artiguista”) hemos venido realizando desde hace años.

No pretendemos el acuerdo total, pero sí una deliberación profunda, amplia y fraterna sobre las cuestiones que nos interesan a todos.

Eso sí; nos parece que el producto final de todo este debate no debe ser “un documento más”, sino una conjunto de resoluciones bien precisas que orienten nuestro futuro.

No tengo otra pretensión que pensar y hacer pensar a los que tengan voluntad de hacerlo en beneficio de nuestro Frente Amplio y de nuestro pueblo que es lo que realmente importa.

¡Vamo ‘ arriba compañeros!

Saturnino Burgos, 16 de julio de 2010

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