¿Terminó el recreo, Maestra?
Parece que fue ayer cuando fuimos parte del millón doscientos mil uruguayos que votamos al Pepe en medio de una movilización popular que sacudió al país y a Montevideo en particular. Sin embargo, parecería historia antigua pues ya fuimos; los rumores dicen que habría un llamado a aspirantes a militar para mayo. Mientras tanto, hoy somos meros espectador@s de acuerdos, trascendidos, desengaños y reencuentros entre dirigentes, para repartir cargos y proponer candidatos -que todo derecho tienen, por cierto-.
Frenteamplistas desobedientes
Nos gustaría ser algo más que espectador@s, incluso participar en la resolución de esos temas, como si tuviéramos algo que ver con la victoria pasada o la futura y con las derrotas, si llegan.
No reclamamos cargos (gente de las redes ya los ocupan con eficiencia y bajo perfil). Pero somos cargos@s.
La campaña presidencial dejó mucho material para el análisis: hay montones de frenteamplistas que se dieron su lugar, hicieron un notable aporte a través de las Redes Frenteamplistas y son hoy, esencialmente, capital político del FA. Fueron parte del movimiento que parecía extinguido, que con audacia, humor, alegría y mucha energía embanderó todo el país como nunca se había hecho.
Algunos analistas vieron en estas movilizaciones a un grupo de jóvenes que llegaban a la política y hacían un debut irrespetuoso pero efectivo para ganar votos. Efectivamente, fueron muchos miles de jóvenes que se lanzaron a las calles a defender la alegría de ser de izquierda, a festejar los logros del gobierno de Tabaré, a aplaudir la sintonía entre Pepe y Danilo -la fórmula necesaria para seguir adelante superando atrasos y taras. Pero junto a ell@s, sin distinciones, much@s miles de veteran@s -¿desubicados?-, de varias generaciones, también agitaron generando una experiencia nueva de acción, organización y creación que no se debería ignorar y, mucho menos, desperdiciar. En la hora de la victoria, cuando preparamos a nuestra fuerza política para gobernar otros cinco años y vamos por más intendencias, ¿qué es lo nuevo que ha hecho la dirección del FA para potenciar esa parte esencial de pueblo frenteamplista?
Más democracia, más transparencia
Las internas presidenciales fueron una gran experiencia para la izquierda, hacía mucho que no se debatía ni se producía tanto en casi todas las áreas. Se formaron equipos junto a cada precandidato, se elaboraron ideas y se publicaron materiales, se conversó con la gente, se discutió con pasión entre miles, hubo tensión y hasta salidas de tono. Se trataba de convencer frenteamplistas. Y se laudó de la mejor forma: votando con todas las garantías. Así nació una nueva realidad a partir de la cual, con sabiduría, se consagró la gran fórmula que nos representó genuinamente y nos condujo a la victoria. ¿No será este mecanismo -elecciones internas para elegir un candidato- el más adecuado para elegir al nuestro a la Intendencia de Montevideo? Reflexionamos:
1) No estamos atrapados en una cuestión de principios -frase que deja helado al mismísimo diablo y también al viejo que lo supera en saber-. Estamos debatiendo si la propuesta de “un programa-un candidato” para los cargos ejecutivos principales sigue siendo superior a otras variantes y si la elección interna más amplia posible es el mecanismo idóneo para ello, aquí en Montevideo, en enero de 2010, en el Frente Amplio.
Es una cuestión de democracia: cuant@s más participemos en la resolución, más representativa será del demos frenteamplista (ir a mayo con varias candidaturas supera a las internas cuantitativa pero no cualitativamente, como veremos más adelante). Ni que hablar de la imposición por el Plenario de un candidato único cuando ya hay, por lo menos, dos precandidatos muy representativos.
Es una cuestión de transparencia: el doble voto simultáneo es un rastrillo que trampea la voluntad del elector. El gran avance de la última reforma -obtenido por el FA en las negociaciones previas- fue obligar a un candidato único a la presidencia por lema, elegido en internas, y los resultados están a la vista. El Frente bregó siempre por eliminar la ley de Lemas por lo que ésta significaba en cuanto a pérdida de identidad de los partidos políticos y engaño al votante*. Sin embargo, no nos oponemos a que el FA utilice esta herramienta allí donde sea necesario, para derrotar a los paladines de este mecanismo.
No es una cuestión de tiempo: se puede organizar perfectamente una campaña de dos meses para votar a finales de marzo, en un departamento con las condiciones materiales de Montevideo, donde vive más de la mitad de los frenteamplistas del país, con una enorme tradición de participación y donde ya existe experiencia en elecciones internas. Es, además y naturalmente, el preámbulo de la campaña hacia mayo.
¿Hay demasiadas elecciones? Puede ser, pero que nunca falten. En todo caso, el que no quiere no vota, pero resulta amargo que se prefiera restringir la participación para no cansar. En todo caso, optimicemos las formas de participación en instancias electorales pero no recortemos la democracia.
El doble voto simultáneo empobrece el debate interno amplio porque queda supeditado al enfrentamiento principal con la derecha. Se relativizan críticas, se deforman argumentos, se suavizan los planteos redundando en menos ideas, menos innovación, menos profundidad. Justamente lo contrario de lo que necesitamos.
En suma, es una cuestión política que hace a la calidad del partido que somos, a los desafíos que nos proponemos, a la capacidad de superarnos y reconfigurarnos en cada etapa. No humillemos los principios mencionándolos para todo, no nos atemos a las tradiciones acríticamente, no nos dejemos ganar por la novelería sin contenido ni nos inmovilicemos por cuestiones menores.
Proyecto Miramar es una pequeña parte de las Redes Frenteamplistas y no las representa -por lo tanto estas opiniones no las comprometen-, pero estamos segur@s que sintonizamos en cuanto a que tod@s queremos más y mejor FA porque así lo requiere un Uruguay con futuro.
Nos necesitamos tod@s para seguir cambiando Miremos lejos
Lo mejor está por venir
Proyecto Miramar-FA, 18/1/09
El periodista Marcelo Jelen citaba hace unos días a José Vicente Chiarino que, en épocas de la ley de Lemas, decía que el voto en Uruguay era tan secreto que ni el votante sabía por quien votaba.
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