Comité Allende-Cavani
Nueva Palmira esquina Justicia
Coordinadora «C»
Consideraciones, propuestas, contrapropuestas, y observaciones al Programa Municipal presentado por el equipo de colaboradores de la Alcaldesa Miriam Rodríguez.
Ricardo:
—Elprograma es vago, general y abarcativo y contradictorio en algunos aspectos como el referido al transporte y movilidad.
—Es una buena iniciativa formar a los concejales.
—El estado de las bocas de tormenta y otros servicios municipales precisan del funcionamiento del Control de las autoridades. La denuncia vecinal puede ser necesaria a los efectos de atender situaciones excepecionales, la norma es que el inventario actualizado señale a diario y realice las tareas pendientes sin dilaciones y buena disposición.
Mónica:
—Está de acuerdo con la generalidad del Programa presentado. Entiende que la tarea del Alcalde es implementar los detalles de la determinación y realización de los objetivos concretos.
Raúl:
—Está esperanzado en la renovación en el plano municipal y la superación de la experiencia traumática de los Consejos Vecinales y CCZ. Señala que sería bueno conocer por qué esa experiencia fracasó. Es vox populi la objeción al incremento de impuestos para financiar los nuevos cargos creados. Anota como sensible la problemática de los «carritos» y «cuidacoches».
Washington:
—Hace hincapié en la necesidad de volver a los viejos sistemas de barrido, en los cuales él participó como municipal, cuando se privilegiaba la planificación y se utilizaba intesivamente mano de obra, sin necesidad de costosa maquinaria que se rompe a menudo y que es costoso reponer.
—Señala también los problemas de convivencia suscitados con depósitos y garages de «BQB», «El Puntal» y otras actividades fuera de control como talleres mecánicos.
—Recuperar la buena historia del trabajo de barrido y recolección.
—Llamar a las cosas por su nombre sin caer en tecnicismos; recuperar las actividades de los clubes del barrio que se desarrollan en predios o bienes municipales, en beneficio de políticas nacionales de deporte y cultura.
Coco:
—La descentralización de la primera época tenía por cometido promover la participación. La alcaldía permitirá profundizar la participación en los Consejos municipales. El vecindario no ha participado como se esperaba y es necesario convocarlos si se quiere lograr ese objetivo.
—El programa propuesto tiene la generalidad de todo documento de esa índole en tanto fija un rumbo sin llegar a los detalles de realización.
Edith:
—Entiende que el valor fundamental del programa es el involucramiento del estado en su totalidad a los efectos de darle a los problemas un enfoque inerministerial e interinstitucional. Señala lo positivo de la acción sobre el Mercado Agrícola en tanto dinamizador de todo el potencial social, comercial y político del barrio, con repercusiones saludables inmediatas y de largo plazo sobre la convivencia.
Adriana:
—Respondiendo al comentario realizado por un participante sugiere, que antes que convocar a los otros partidos para desarrollar un programa municipal común (vista la escasa participación electoral, 30% en materia de alcaldías), proponerse hablar con quienes no nos votaron, pero nunca con la oposición.
Daymán:
—La reducida legitimidad obtenida mediante el voto por parte de los Alcaldes obliga a reconsiderar el Programa desde la perspectiva modesta de la cohabitación con el resto del espectro político-partidario. Hacerse cargo de una gestión a escala barrial o zonal, con el apoyo único del Intendente de Montevideo, implica una contradicción entre la participación buscada y el reconocimiento obtenido en las urnas. No se trata de gobernar a ultranza sino más bien de hacer funcionar lo que nunca funcionó para obtener el crédito necesario para sobrevivir a 5 años de soledad a la intemperie.
—Por eso: el programa debe contener compromisos fehacientes en: -formación profesional de todos los funcionarios municipales, implementación de un sistema de calidad total;
—combatir la visión del «mini-estado municipal» por el cual se compite con el Central en el desarrollo de tareas sociales, económicas, políticas, culturales, en detrimento de los verdaderos objetivos municipales como son el desarrollo y mantenimiento del capital ya invertido en infraestructura, transporte, vialidad, equipamiento urbano, vigilancia, control e inspección de la totalidad del inventario.
—una forma de la deserción y ausentismo municipal se manifiesta en la falta de inspección y control sobre todas las actividades que promueve o desempeña directamente: transporte (higiene, puntualidad, difusión de horarios, infracciones de tránsito), recolección de residuos, barrido, resguardos de paradas, remunicipalización de las veredas (en tanto el vecino presta un servicio público), arbolado desalineado respecto del cordón de la vereda, etc.
—la informatización de la totalidad del vecindario vía censo (profesiones, actividades económicas, composición familiar, vehículos); aplicar a rajatabla el carácter residencial de aquellas zonas que ya están establecidas, impedir el desarrollo en vía pública de actividades comerciales o el desarrollo de talleres y lavaderos a cielo abierto.
—jerarquizar la función principal asignada a cada barrio: industrial, comercial, fabril, servicios, residencial, profundizando el trabajo ya realizado y transitar de la tolerancia indiscriminada a la aplicación de la normas vigentes con vistas a la «civilización» del factor humano degradado. Empezar por vigilar y terminar por castigar cuando corresponde.
—ampliar la iniciativa del presupuesto participativo a obras de verdadero valor y no trabajar sobre lo simbólico y efectista, como por ejemplo transformar la terminal Goes de un esqueleto barato a una estructura vidriada que permita abrigarse del frío o soportar el calor, mediante concesión de obra y explotación.
—Parecen ociosas la propuestas de vivir en diversidad, cooperativismo, derechos de hombres y/o mujeres, educación, perspectivas de género, etc, abundantemente mencionadas en el programa propuesto, ya que el Municipio no tiene recursos para atender todas las obligaciones autoimpuestas para hacer política de corte partidario o ideologizado. Los recursos municipales no son para el desarrollo de utopías que no es capaz de concretar el estado central, son para hacer vivible el ámbito donde se desenvuelve la vida de cada uno camino de la casa, al trabajo, transitando en autobús, solicitando información o denuncias al 1950 que escasamente funciona cuando se precisa.
—Abandonar la idea de Intendencia competidora con las funciones ministeriales y pasar a una actitud solidaria y humanizada con el vecino sufriente que todo lo soporta, la suciedad del sistema de recolección de residuos y el transporte en general, la inaccesibilidad de las catraminas para los ancianos que no pueden revolear la pata; humanizar el servicio de taxis pensado para pobres, falto de toda comodidad pero de precio «ejecutivo», porque todos lo somos pero padecemos la desdicha de no poder imponer precios; el estado calamitoso de las calles interiores del barrio, sin mantenimiento, etc.
—Una exhortación: tomemos conciencia que no se puede seguir tapando el sol con la mano y que la degradación social y material, histórica, en general del país, no puede ser atendida por ningún presupuesto municipal, antes bien hay que elegir entre poco y bueno, eficiente, reconfortante, y mucho de baja calidad, pseudo-democrático, que beneficie al contribuyente y que quien no contribuye sea financiado por el Estado central. La transferencia de ingresos llevada hasta el presente por 20 años de gobierno llegó a su fin. La declinación electoral refleja entre otras cosas la insatisfacción con las «heladeras» y los ampulosos proyectos «roperos de Troya» con que resucitan los gobernantes de turno para poder seguir gobernando.
Secretario de Actas: DC
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