Transcurrida la campaña electoral seguimos escuchando en boca de blancos y colorados la falacia relativa a la división del país en "dos mitades", como si estuviéramos padeciendo un conflicto interno y de suma gravedad. El la vida política de Uruguay estamos acostumbrados a votar periódicamente, elegir nuestras autoridades nacionales, departamentales, universitarias, sindicales, etcétera. Siempre se ha respetado el principio de que la minoría acata a la mayoría y cuestiona, si es necesario, desde posiciones razonables, sin atentar contra la lógica, la historia, el sentido común.
El Frente Amplio tiene larga trayectoria en lo relativo al ejercicio de la democracia interna, y ya llegamos al primer lustro de ejercicio nacional del gobierno sin haber lesionado los derechos de nadie. Mientras fuimos oposición aceptamos los resultados electorales sin recurrir a subterfugios pueriles como el mencionado, para legitimar la obvia condición de minoría militante y propositiva.
No es nada bueno que las minorías se sientan acorraladas porque no condice con la esencia de la democracia, cual es votar para administrar la diversidad, pero jamás para desoírla o pisotearla. La condición de minoría lejos de ser invalidante es tan ventajosa como la condición de mayoría. La diferencia de número entre una y otra, a la par que consagratoria por pequeña que sea, libera al actor minoritario de las pesadas cargas de la "administración" para concentrarse en la "oposición de fondo" que consiste en mejorar lo mayoritario y preparar como hormiguita el resumen de las falencias, con vistas a expresarlas programáticamente en el próximo período electoral.
Pensar que la oposición cerril pueda disminuir al adversario es otra falacia que termina de ser desmentida en las recientes elecciones de dos vueltas. Esa visión maniquea de la actual oposición produce gran desasosiego en la sociedad por cuanto induce a esperar un milagro improbable para ciertas mentes mezquinas, que esperan a que caiga el FA para poder participar de la creación colectiva de todos los uruguayos.
La doctrina aplicada en el período que termina en marzo de 2010 en cuanto a que debemos gobernar solos porque somos los frentemaplistas aplastante mayoría, niega la condición esencial de la minoría como es pertenecer al mismo país. Esa postura conduce a la secesión, doctrina muy de moda en todas las derechas del subcontinente sudamericano, Bolivia y Río Grande del Sur.
Por consiguiente, el electo presidente Mujica hace el llamado a negociar y a participar como única manera de cogobernar en la tarea cotidiana, de corto y largo plazo, y en particular hacer circular ideas innovadoras en todas las materias donde la política tiene su lugar, enseñanaza, medioambiente y cambio climático, energía, seguridad.
Desde nuestra perspectiva de comité de base queremos aportar a la mejora de la gestión municipal con la colaboración de todos los vecinos, cualquiera que sea su pelo político, para mancomunar esfuerzos y diagnosticar situaciones que reclaman nuestro interés.
En Uruguay no existen dos mitades, existe solo una "mitad" integrada por los ciudadanos esperanzados en mejorar sus condiciones de vida, independientemente de las posiciones políticas, y otra "mitad" que quiere tirar del carro desde el llano y que ya no aspira a conquistar el Cerrito de la Victoria, verdadera meta de la política honesta.
Participación, Mejora de la Gestión Municipal, Colaboración y Confraternización con las diferentes colectividades políticas barriales, son algunas de nuestras consignas para este nuevo período de gobierno municipal y nacional.
Daymán Cabrera
miércoles, 13 de octubre de 2010
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