Aviso a los compañeros del Comité:
A Gustavo Escanlar, in memoriam
Razones de fuerza mayor me impidieron acompañar, una vez más, al insigne crítico en su tránsito hacia nuevos campos de batalla, en donde aspiraba a encontrar una existencia humana menos opaca y libre de los brillos del Pavo Real. Mantuve siempre con Gustavo una relación cordial y amistosa, (desde no menos de veinte años o más, desde los tiempos de la "Oreja cortada"), de respeto recíproco, convencidos ambos de nuestras especializaciones; yo publicaba libros en Vintén Editor y él recibía mis novedades para la crítica, aviso de correo electrónico mediante o teléfono.
Contra los satisfechos de sí mismos y a la crítica complaciente dirigió sus saetas lacerantes, contra quienes preconizan la hora de una nueva civilización pero acuden a la misma literatura de autoyuda, tan cara a nuestra izquierda, literatos que se pavonean permanentemente ante cámaras, radios, pasillos esperando el favor del publico para su obra. Las obras que se consagran ya no reciben el mérito de los lectores sino de las agencias de publicidad. El libro que más vende seguramente es el que se deliza "satisfactoriamente" por la conciencia sin provocar conflictos ni movilizar hacia el conocimiento verdadero, mero consumo no más.
Siempre fiel a sí mismo, Gustavo Escanlar falleció sin conceder un ápice a la literatura de autoayuda promovida por la izquierda institucional. Hacia allí dirigió sus baterías y en pago recibió el repudio y desprecio unánime como tantos escritores "malditos" uruguayos al estilo de Julio Herrera y Reissig, Roberto de las Carreras o Sarandy Cabrera, sin ir más lejos.
Agradezco por consiguiente a los compañeros del Comité la recepción y publicación de esta semblanza del amigo entrañable desaparecido:
Daymán Cabrera
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